JUEVES 19 ENERO
LOS “FAVORITOS” DE DON BOSCO
¡Buenos días!
Vamos a seguir conociendo datos de la vida de Don Bosco…
Don Bosco, siendo joven sacerdote, iba con frecuencia a la cárcel para ayudar a los chicos de 12 a 18 años que estaban allí. El propio Don Bosco nos escribe:
“Me horroricé al contemplar aquella cantidad de muchachos sanos y fuertes, de ingenio despierto, que andaban allí ociosos, picados por los insectos y faltos en absoluto de todo cuidado”.
Fue muchas veces a la cárcel. Buscó la forma de hablar con ellos, no solamente del catecismo, sino de tú a tú. Al principio las relaciones fueron ásperas. Tuvo que oír insultos pesados. Pero, poco a poco hubo alguno que se mostró menos desconfiado y logró hablar de amigo a amigo.
Así llegó a conocer sus tristes historias.
El delito más corriente era el robo, y lo cometían por hambre, por el deseo de algo más que el escaso sueldo, y también por envidia de la gente rica que se aprovechaba de su trabajo y les dejaba en la miseria.
En la cárcel vivían a pan negro y agua y debían obedecer a los carceleros a la fuerza, ya que les golpeaban por el más mínimo pretexto. Ocupaban salas colectivas donde los más bribones se convertían en maestros.
“Lo que más me impresionaba, escribe Don Bosco, era que muchos, al salir estaban decididos a cambiar de vida, aunque no fuera nada más que por miedo a la prisión, pero al cabo de poco tiempo terminaban de nuevo allí. Estos muchachosdeberían encontrar fuera un amigo que se preocupase de ellos y les atendiese, sobre todo durante los días festivos. Entonces no volverían a la cárcel”.
REFLEXIÓN
¿Te parece que fue fácil para Don Bosco visitar las cárceles? Seguro que no; pero había una cosa que le movía: las ganas de ayudar a todos los chavales. Tú estás en un colegio salesiano. ¿Crees que los educadores y monitores se preocupan por los chavales, como don Bosco?
VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=4E2MdEiL2tE
IMAGEN
ORACIÓN
Señor, mi Dios, quiero ser como un niño.
A veces no sé bien lo que eso significa,
pero me pongo en tus manos,
me abandono.
Consuélame en mis heridas,
anímame en mis cansancios,
envíame a los heridos y cansados
para que yo sea tu ungüento y tu fuerza
en medio del mundo necesitado.
María, Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros