JESÚS NO NOS SOLUCIONA LA VIDA CON “MILAGROS”: NOS DA PISTAS PARA AFRONTAR NUESTRAS DIFICULTADES
A BÍBLICA: Jeremías 32, 27
«Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para míremio»
LECTURA Y REFLEXIÓN
Ya en el Antiguo Testamento encontramos relatos de milagros que están narrados precisamente para mostrar la acción poderosa de Dios a favor de su pueblo. La zarza ardiendo, las diez plagas de Egipto, las tablas de piedra, el paso del mar Rojo. La cuestión no es si Jesús hizo o no hizo milagros. Ni en su tiempo ni en ningún otro período de la historia antigua, se ha puesto en duda la existencia de hechos extraordinarios que resultaban inexplicables a la gente que los contemplaba. Los milagros en sentido amplio son el pan nuestro de cada día en todos los tiempos. Las preguntas podrían ser: ¿Qué hizo Jesús realmente? ¿Qué intentó Jesús con esas acciones? ¿Cómo interpretó la gente los milagros de Jesús?¿Qué intentaron decirnos los evangelistas con esos relatos¬?
Debemos tener claro en primer lugar, que con el nombre de milagro designamos realidades muy diversas, que difícilmente se pueden englobar en un concepto unívoco. No es lo mismo expulsar un demonio que resucitar a un muerto.
El evangelio no emplea nunca la palabra estricta de milagro en griego "thauma", sino que habla de signos ("semella") o maravillas.
De esta manera, muchas veces, lo importante no es el relato, sino la intención de la que lo relata. Si lo que se pretende es comunicar una enseñanza, que lo que se relata se ajuste a la realidad de lo sucedido no tiene mayor importancia.
Otra de las pistas más valiosas a la hora de interpretar lo que realmente pasó en el desarrollo de los milagros la tenemos en la insistencia de la necesidad de la fe para que el milagro se produzca, hasta el punto de decir "todo es posible al que tiene fe".
Todo esto demuestra que el milagro no es nunca una acción unilateral de Jesús, sino una relación entre la fe, y la actitud de Jesús que responde a las expectativas de esa confianza.
ORACIÓN
Señor de los Milagros, porque te amo,
he venido a visitarte para alabarte, bendecirte,
y darte gracias por tantos favores que me has concedido.
Señor de los Milagros, porque te amo,
me arrepiento de los pecados que he cometido.
Te prometo comenzar desde hoy una vida nueva.
AVISOS